Ayer una clienta me decía: da gusto estar con personas como tú, tan positivas, te alegran el día.
Me encanta cuando me dicen este tipo de cosas porque me gusta transmitir que nada es tan grave como a veces nos lo pintamos o nos lo pintan, pero lo cierto es que no siempre me resulta fácil ser positiva, a veces cuando me dicen este tipo de cosas pienso. Y es que hay muchos momentos en la vida en los que ser positivo (y no de Covid) resulta un gran esfuerzo. Te voy a hablar de mi relación con los pensamientos positivos.
Reconozco que antes de los 40 años no tenía ni idea de que existiera algo que se llamaba pensamiento positivo. A la que tenía la oportunidad hablaba de mis problemas en tono de queja, durante una época debí tener a mi familia “agotada”. Nunca me lo dijeron pero seguro que fue así. Mi intención era poder compartir y esperaba a cambio una solución, una perspectiva diferente, pero esta no llegaba.
Cuando me dí cuenta de esta faceta mía me abrí a otras personas que transmitían positivismo. Me resultaban fascinantes, me dejaba llevar por su forma de pensar sin mirar más allá. Las cosas que explicaban y la riqueza de sus vivencias me sacaban de mis problemas. Pero, aunque me hacía sentir viva, luego volvía a mi realidad y no me acababan de encajar las piezas como a ellas. Cuando fui conociendo un poco más de cerca a estas personas me percaté de que se metían en líos importantes, en las relaciones, en las finanzas, en el trabajo pero no se quejaban. Es como si quitarán demasiada importancia.
Recuerdo pensar que el positivismo no es tan positivo, quizás tendré que conocer algo más a las personas antes de poder confiar en ese positivismo.
Empecé a fijarme más en las personas positivas y que llevaban una vida más o menos estable y pensé; “ahora si he dado con la tecla”. Son personas que motivan a los demás y les impulsan además de llevar su vida desde esa línea. Tomé este modelo, me resultaba fascinante y a la vez coherente hasta que a una de estas personas no le gustó algo que yo hice. Entonces me encontré con algunas personas que utilizaron toda la motivación e impulso en mi contra.
¡Socorrooooo!
El pensamiento positivo es una forma de vida que consiste en sacarle lo mejor a una situación y crecer con ella. Es un proceso individual e íntimo. En el exterior puedes encontrar modelos pero es en tu interior donde están las respuestas. De entrada somos negativos porque las cosas no son lo que esperábamos que eran pero podemos entrenarnos en darle la vuelta, así que te voy a dar unos tips para ir entrenando:
Estoy agradecida por todo este recorrido. Hay quien lleva esta lección aprendida desde su infancia, pero yo, como tantísimas otras personas he tenido que ir aprendiendo por el camino, esto me da la oportunidad de desgranarlo y compartirlo contigo por si te puede ayudar.