Para mí, es el momento de aceptación de que las personas y las situaciones son lo que son y dejas de albergar sentimientos de rencor, impotencia, rabia por lo sucedido, aceptas los errores (ya sean tuyos propios o de otras personas), los dejas a un lado y sigues adelante más liberad@ de cargas.
Desde otra perspectiva, para mí el perdón es el camino saludable entre el pasado y el futuro.
El presente es el único momento en el que verdaderamente podemos operar, es el momento de actuar y de decidir, si te quedas pensando en los sucesos pasados o en los futuros, las ideas y deseos quedarán relegados al “ya lo haré” o al “cuando pueda” y ahí se quedarán.
En el presente, coexisten tanto pasado como futuro y las acciones que llevemos a cabo son el resultado de las acciones del pasado y nuestro futuro será el resultado de las acciones presentes, que para entonces ya será pasado. Es un círculo en el que si no introducimos ingredientes nuevos se convierte en círculo vicioso.
Así que, cada cosa nueva que queramos llevar a cabo en nuestra vida, estará afectada o influenciada por las experiencias vividas anteriormente. Y si éstas son dolorosas nos acabaremos boicoteando inconscientemente, por ese antiguo hecho y poniéndonos piedras en el camino, nosotr@s mism@s.
Nuestra estructura interna está compuesta de pasado, por las influencias de lo que vivimos y cómo lo vivimos en la infancia bajo el influjo de los pensamientos, sentimientos y acciones de nuestros padres, familiares, maestros, en definitiva de todo lo que nos rodeaba. Por ello, romper con esos círculos viciosos pasa por desafiar esa estructura sólida y empezar a construir de nuevo otra mucho más acorde a lo que somos nosotr@s en nuestra esencia.
Llegad@s a este punto el perdón, como te he explicado antes es un acto de liberación y autoliberación que nos permitirá seguir nuestro sendero de vida de una forma mucho más ligera y feliz.
Seguro que estarás pensando que hay cosas que no podrás perdonar jamás y, estoy de acuerdo contigo. Hay vivencias de un dolor tan intenso que cuesta pensar en perdonar o perdonarnos pero no es imposible.
1
El primer paso para ello tiene que ser estar dispuest@ a liberarse de la carga, abandonar el malhumor y el reproche. Entender que mantenerlo solo te daña a ti y a los que quieres.
2
El segundo es darte cuenta de cuál es el motivo por el que te estás culpando, culpando a otros o ambos.
Llega al fondo de la cuestión. No basta con decir; es que me dejó colgad@ en un momento muy difícil para mí.
Hay que ir hasta; cuando me dejó colgado me sentí solo, que no podía con lo que se me venía encima y me hubiese gustado hacer las cosas de otra manera.
3
El tercero conecta con tu emoción. Llora si tienes que llorar o patalea si tienes que patalear. Busca un momento y lugar en el que puedas hacerlo sin sentirte incómod@ por lo que puedan decir los demás.
4
El cuarto es darte cuenta de que gracias a que las cosas fueron como fueron aprendiste a…
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El quinto no juzgues tu actuación ni la de los demás. Solemos actuar erróneamente porque no somos capaces de ver las consecuencias de nuestros actos y de lo que perdemos con ello, aunque el orgullo no nos permita reconocerlo.
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El sexto sentir que rompes con todo el dolor que conlleva la situación y que estás dispuest@ a quedarte con el aprendizaje.
Esto no quiere decir olvidar lo que pasó o tener que hacerte amig@ de la persona que te hirió. Quiere decir actuar en consecuencia sin que se activen los sentimientos dolorosos.