Cada día me río un montón de veces y cuando alguien se ríe conmigo le digo en tono de broma .- Es que yo soy muy graciosa-. Mi hija dice que no, que no soy graciosa, soy risueña, pero a mí me da igual, yo me considero graciosa y ya está…jejeje
Los hijos, ya se sabe, tienen esa visión peculiar de los padres.
Dicho lo cual, que el recurso de ser gracios@, sea real o no, me sirve para un montón de cosas.
A raíz de sufrir la candidiásis sistémica tomé el hábito de hacer pequeñas pausas al día para escanear cómo estaba mi cuerpo, mi energía, mis emociones y mi mente y así poder adecuar mis rutinas a mis necesidades y no al contrario. Trataba de no obsesionarme con los síntomas pero sí me observaba como si fuese un termostato.
Durante meses, sobre todo al principio, había poco avance en la mejoría y resultaba duro tener que aceptarlo pero en una de esas pausas aparecía un espacio en blanco en mi mente, como un paréntesis y me dejé llevar por lo que mi cuerpo me pidiese y dí paso a la espontaneidad, a veces me surgía dibujar, o escribir pero la mayoría de las veces era cantar y bailar.
Y era entonces cuando me olvidaba de las limitaciones, el dolor, la preocupación y el miedo.
Ese hábito se instaló en mí y en las pausas que sigo haciendo, al percibirme bien y en calma me sigo dejando llevar por esa espontaneidad como un acto de agradecimiento a la vida y de beberme el instante.
En mi casa dicen que estoy en el momento “Hierbas” (haciendo referencia a un personaje de la serie televisiva “Aquí no hay quien viva” que es una mujer mística, a la que parece que nada le afecta), pero lo cierto es que todos tienen su momento “Hierbas” y eso nos enriquece.
Reír juntos fortalece tus vínculos, genera endorfinas, flexibiliza los pensamientos más radicales y rígidos, desdramatiza situaciones, te ayuda a priorizar lo más importante y a quitar importancia a lo que no lo tiene.
Son espacios para permitir salir a tu niñ@ interior, es@ que solemos dejar escondid@, reprimid@ y encerrad@ tras las responsabilidades, ocupaciones, preocupaciones, la vergüenza, lo que no es correcto, etc…
Así que aunque en muchos momentos te cueste quitarle hierro a las cosas, ver el lado positivo de la vida o pasar de lo que no está en tu mano solucionar, haz una pausa y haz aquello que necesites en ese momento, es importante oxigenar la mente y el cuerpo para que puedan entrar nuevas ideas, perspectivas o para abordar el momento de forma distinta.
La vida no tiene porque ser tan seria y estructurada, hay que flexibilizarse y aunque cueste, adaptarse a lo que necesitas más que a lo que tienes que hacer en ese momento. Ojo que no te estoy diciendo que dejes de lado tus responsabilidades sino que las lleves con más amabilidad, que busques un hueco en medio de ellas para dedicártelo a tí mism@. Y sobre todo te estoy diciendo que disfrutes de los momentos, que te rías y que vivas.