Hoy me gustaría empezar por contarte a grandes rasgos cómo ha ido mi año para que me conozcas un poco más y por si mi experiencia te puede servir.
La verdad es que el 2021 empezó a nivel profesional como continuación de finales de un 2020 en el que se presentó la necesidad de tener que adaptarme a los cambios que habían provocado la pandemia (como todos). En el primer trimestre estaba contenta porque tenía controlados todos los cambios pero estos resultaban muy agotadores y algunas cosas era ir a ciegas, así que decidí contratar a mi hija que es marketer para que me asesorara y repartiera la carga que suponía la transformación. Consideré que ello me permitiría un tiempo libre extra para seguir formándome en terapias energéticas, de liderazgo y expansión profesional que me ilusionaba mucho y que me iba a ayudar a dar valor a mi profesión.
Cuando mi hija se puso codo con codo conmigo resultó ser una inspiración y comenzaron a brotar ideas que fuimos poniendo en marcha, la carga de trabajo se duplicó. Además a nivel personal perdimos a una sobrina de 19 años que nos convulsionó.
Dos días antes de lanzar la nueva imágen y formato de trabajo, allá por junio, cuando todo estaba organizado, me dió un bajón energético que no me permitía pensar con claridad, además de que mi alma me pedía soledad y retiro. Y le hice caso. Le dije a mi hija: necesito unos días para desconectarme de todo.
Ella se quedó estupefacta y me dice: ¿qué dices? ¿a dos días de lanzar todo te vas a retirar? ¿Qué clase de responsabilidad es esta?
A lo que le contesté: espero que con dos días sea suficiente, pero si no lo es será lo que tenga que ser, haz lo que consideres oportuno.
Me metí en la cama y estuve 48h con los ojos cerrados alternando momentos de vigilia y de sueño, estaba muy agotada. Al tercer día, el día del lanzamiento, mi cuerpo aún me seguía pidiendo retiro pero respondió cuando comencé a activarme. La nueva imagen se lanzó pero aún así he tenido que ir gestionando muy bien mi energía para atender todas las áreas de mi vida, ya que el trabajo no lo es todo.
Llegados a este punto en el que han comienzan las fiestas y el fin de año está cerca sigo yendo con el agua al cuello para cerrar con todos los compromisos ya que Perla (nuestra perrita ha tenido hongos, una bacteria en la piel y le han extirpado dos quistes, gracias a dios benignos, de la cabeza) ha requerido también de mucha atención.
Así que por un lado, doy gracias a la vida por permitirme las energías suficientes para cumplir con lo que me había comprometido, por acompañar a mi sobrina hasta sus últimos momentos, por tener a mi familia cerca y por su apoyo, por poder atender a Perla, por todas las personas que me han ayudado en el cambio, a las que he podido acompañar en sus procesos y por todas las cosas buenas que la vida me trae cada día.
Por el otro lado, tomo nota de como he ido gestionando mi energía, mis compromisos, mis emociones y los cambios y resuelvo en qué no quiero seguir haciéndolo desde el agobio y el agotamiento. Que quiero disfrutar más con lo que hago y no estar siempre cansada y que para ello necesito bajar la intensidad de trabajo.
Piensa en qué cosas te merece poner la energía.
Yo he decidido que tomaré unos días de descanso que aprovecharé para hacer “sofing”, ver películas, pasear por la naturaleza y ordenar mi cabeza y negocio para enfocarme en lo que está por venir.
Así que no me verás por las redes hasta mediados de enero, pero si necesitas sesión de terapia estoy operativa a partir del 4 de enero.
A continuación te dejo un enlace a los posts del blog de este año por si quieres echarles un vistazo en estos días festivos.
¡¡Te deseo una buena entrada de año!!
Un abrazo